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FÉLIX MIRANDA QUESADA
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martes, 16 de agosto de 2022

LA EXCELENCIA EN LA VIDA ES UN COMPROMISO

 

El ejercicio de la excelencia en nuestras acciones cotidianas, tanto personales como familiares, laborales y en los negocios solo podrá ser si se adquiere un compromiso; sin compromiso no hay excelencia y eso implica ser responsable de nuestras propias acciones; sin compromiso, se descuida la responsabilidad y, consecuentemente, la excelencia de lo que hacemos.

Una vez que adquieras el compromiso y asumas de forma directa las responsabilidad por tus acciones, serás visto como una persona que puede ser respetada, las personas te verán como alguien con quien se puede contar y en quien se puede confiar, por lo que esto es un gran rasgo, digno de poseer.

La forma más fácil de mostrar la responsabilidad es, evitar las excusas. Si llegaste tarde a una cita, por ejemplo, no se te ocurra una excusa ridícula. Sé franco y di por qué llegaste tarde, discúlpate por no llamar para informar, por ejemplo. Realmente es muy fácil culpar a los factores externos por tus errores o descuidos. Si bien nadie puede controlar de forma absoluta lo que sucede, tu puedes controlar cómo respondes a ciertas situaciones. Esta actitud puede cambiar completamente tu vida.

Algunas de las cosas de las que deberás apropiarte para cumplir tu cometido son, tus relaciones, tu educación, tu estado físico y hasta tu vida social. A medida que empieces a tomar posesión y empoderarte de estas situaciones y estados, descubrirás que te sientes más seguro y capaz de cumplir tu propósito de vida que conlleva a la excelencia.

Sin embargo, una grado de flexibilidad es necesario; estar dispuesto a hacer las cosas diferentes cuando sea necesario. Esto significa no ser terco cuando algo definitivamente no funciona. Se puede y debe tomar consejo e intentar cambiar lo que se está haciendo. Esto ayuda a aumentar la confianza que tengan las personas en tu actitud y ayuda, a la vez, tu propia autoestima.

Ser una persona flexible significa que te sientes satisfecho de responder a una situación de una manera diferente, sin esa rigidez, a veces torpe, que podría dañar tu imagen y echar a perder tus propósitos. Y esto nos lleva a otro aspecto importante en la búsqueda del compromiso con la excelencia en todo lo que se hace: un equilibrio o balance en la vida.

Cuando vives una vida equilibrada, te enfocas en aquellas cosas que tienen significado para ti. Sin embargo, al mismo tiempo, sigues teniendo en cuenta a los que te rodean. Tomas decisiones que están acordes con la forma en que te sientes, procurando agradar a las demás personas. Equilibrar tu vida implica, por ejemplo, saber cuándo no debes salir con amigos para poder terminar un proyecto importante; reconoces la importancia de mantenerte saludable y en forma y actuar en consecuencia con las circunstancias. Cuando combinas el empoderamiento, la flexibilidad y el equilibrio en tu vida, estarás bien encaminado para llevar una vida comprometida con la excelencia.


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