Es muy común buscar ayuda externa cuando de nuestro crecimiento se trata; la buscamos, por ejemplo, en la formación académica, formal o informal; también la buscamos en coaches o mentores, consejeros y líderes de distinta naturaleza. Pero debemos recordar que la autoayuda, aquella que viene de nosotros mismos, es vital en nuestro crecimiento personal, profesional y laboral. En este artículo le muestro algunos consejos que pueden ser útiles para nuestro crecimiento personal.
Negocie con usted mismo y venza la
procrastinación
¿Recuerda cuántas
veces ha necesitado negociar con alguien para lograr que realice algún trabajo
o actividad? Es muy común cuando se trata de niños, quienes reaccionan ante
distintos estímulos motivadores, a alguna promesa; principalmente si lo que se
les ofrece es atractivo para ellos. Una de las cosas que con mucha frecuencia
impiden nuestro crecimiento, es la procrastinación; esa práctica de posponer lo
que debiéramos hacer ahora, hoy, esta semana o este mes. La procrastinación es
letal para el crecimiento y desarrollo personal.
Una forma de superar
la procrastinación y lograr hacer las cosas, es negociar con usted mismo, haga
un trato con usted; puede ser un trato grande o pequeño, que lo estimule y
motive a hacer eso que pensaba dejar para después. Un trato suele implicar una
promesa de compensación o retribución y, a la vez, una obligación, en donde, si
no se cumple con lo pactado, la recompensa no tendrá lugar. Usted podría
decirse a usted mismo: “Cuando termine con este trabajo, daré un paseo, me
comeré un helado, jugaré con mis hijos o con mis nietos; si no hace sus tareas,
se privará de esos privilegios. A más largo plazo podría decirse: “Cuando
termine la primera etapa de este proyecto, tomaré unas vacaciones e iré, con mi
familia, a ese lugar que tanto he deseado”. Y es ahí donde entra la parte de la
obligación y responsabilidad, que son valores que esperamos ver en otros y
deberíamos cumplir nosotros mismos. Solo cuando cumplamos con la parte del trato
nos daremos la compensación. Tómeselo en serio si desea que este consejo tenga
éxito. El trato debe incluir una promesa que sea realmente motivadora, algo que
lo mueva a cumplir su parte en el cumplimiento del trato porque usted desea la
recompensa.
Envíese
recordatorios las veces que sea necesario
Recuerde que si usted
ha sido jefe en algún momento, siempre ha estado al pendiente de enviarle
recordatorios a sus colaboradores sobre las cosas que deben realizar, aunque
ellos lo sepan y sea su responsabilidad inherente. O, tal vez, lo ha hecho con
sus compañeros en algún trabajo que deben realizar en conjunto e, incluso, con
sus hijos a quienes les asignó alguna tarea. Con el uso de las redes sociales
es más común esta práctica por la facilidad que ellas dan.
Pues, eso es,
exactamente, lo que debe hacer con usted mismo; recuerde que hay días de
desánimo que podrían deberse a factores emocionales o de otra índole y eso
puede retrasar el cumplimiento de nuestras obligaciones y responsabilidades. Busque
recordatorios que lo inspiren a continuar con sus tareas, aunque no lo sienta,
aunque al principio el mensaje no llegue adonde debe llegar, hay que hacerlo.
Ocurre igual cuando el mensaje lo enviamos a terceras personas, no siempre
produce efecto al principio, pero de alguna manera despierta el sentido de
obligación, de responsabilidad. Envíese estos mensaje al lugar que considere
más accesibles para usted, podría incluso, ser por mensajería como lo haría con
otras personas. Hágalo y verá los resultados.
No pida cinco minutos más
Una frase común para procrastinar es, "sólo
cinco más minutos", esto puede matar su motivación, evítela a toda costa,
porque esos 5 minutos podrían convertirse en nunca terminar su tarea, pues una
cosa lleva a la otra. Cuando usted activa el “botón” de los cinco minutos, está
postergando alguna tarea que nunca terminará. Y por cierto, esto es común con
nuestro reloj despertador una vez que suena; cuántas veces nos hemos dicho, “cinco
minutos”; pero esos cinco minutos extra en la cama por la mañana no nos va a traer
ningún beneficio pues es el primer trato que estamos quebrantando, un trato que
hicimos, no con el reloj, sino con nosotros mismos, pues nos prometimos
levantarnos a la hora programada en dicho reloj. Le cuento que mientras escribo
este artículo he querido tomarme unos cinco minutos para ver mis Redes Sociales
y terminar éste después, pero no lo haré; de hecho perdería la inspiración.
Si tiene problemas para levantarse por la
mañana, haga lo que haría con otra persona, anímese, hable con usted, dígase
cosas positivas como “puedo hacerlo”, “tengo cosas importantes que hacer”, en
vez presionar el botón del reloj. Con esas palabras se le hará más fácil
levantarse y ponerse en acción para el logro de sus metas y objetivos. Ahora
sí, apague su reloj despertador.
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