Pensar que alguien en la vida no haya tomado malas decisiones alguna vez, podría ser algo totalmente alejado de la realidad, pues todos en algún momento, hemos tenido desaciertos con las decisiones tomadas en la vida. Y es que son muchas las decisiones que se toman diariamente como para no hacerlo de forma incorrecta alguna vez. Con mucha frecuencia, las decisiones mal tomadas tienen poco impacto, pero habrá ocasiones en las que algunas tengan graves consecuencias.
Y no es que se haga a propósito, la verdad es
que siempre intentamos hacer todo lo que está al alcance para evitar esas malas
decisiones. Sin embargo, situaciones como la falta de disponibilidad de la
información que necesitaba en el momento en que tomó la decisión, o bien, el
suministro de datos incorrectos, ya sea intencionalmente o no, hacen que se
tomen decisiones precipitadas, a veces sin medir mucho las consecuencias de la
decisión. En cualquier caso, el resultado puede convertirse en una situación
desagradable.
Debemos empezar por hacerle frente a las
consecuencias, asumiendo la responsabilidad de la decisión y no pasar la culpa,
sobre todo cuando hayamos tenido el peso de la decisión. Probablemente tengamos
que tratar con alguien más que de alguna manera haya intervenido, bien sea con información
correcta, engaño o de alguna otra manera. Pero también, nuestras propias
acciones pueden ser la causa de la decisión equivocada y, por lo tanto, asumir la
responsabilidad es lo más sabio y saludable. Si usted fue el responsable de
tomar la decisión final, entonces las consecuencias de esa decisión son suyas y
hay que afrontarlas.
Quienes hemos debido tomar decisiones más allá
de lo personal y, visto, a la vez, cómo otros toman decisiones que de alguna
manera nos involucran o sobre las que tenemos alguna relación, sabemos que
cuando se conoce de una decisión mal tomada y, peor aún, con consecuencias
graves, se pierde la confianza en uno mismo y en que las cosas salgan bien; otra
consecuencia es, muchas veces, entrar en pánico. Estemos conscientes de que
esto suele ocurrir y evitemos que suceda; mantengamos la confianza y evitemos
el pánico; esa situación no durará para siempre y la solución puede estar a la
mano; evitemos complicaciones.
Lo primero es, informarse bien sobre lo que realmente
sucedió. Hay muchos casos en que terceras personas magnifican, tanto lo ocurrido
como las posibles consecuencias. Es por eso que debemos informarnos bien qué
fue lo que realmente sucedió y que sea usted, quien tomó la decisión, quien
valore realmente el impacto de ella. Algo muy importante y que muchas personas
omiten hacer es, informar a terceras partes interesadas sobre lo ocurrido,
describiendo exactamente la situación; esto, aunque al principio asuste, es el
inicio en la búsqueda de reducir el impacto. Si se trata de una decisión de
negocios o empresarial que pueda costarle a la empresa, no duce ni tarde en
comunicárselo a la gerencia de inmediato. No intente ocultar el problema
pensando que “tal vez”, la gerencia no se dé cuenta. Su sinceridad y
transparencia valen mucho en estos casos y no informarlo molestará mucho a los
directivos y ejecutivos; además entre más pronto se tomen las medidas
pertinentes, más fácil será minimizar el impacto.
No tenga miedo de hablar con alguien que pueda
ayudarlo con la situación. Puede ser su jefe, un amigo o un familiar; con mucha
frecuencia dan excelente orientación e información, y hasta algún tipo de
motivación para afrontar situación. No pocas veces se exagera situación por el
mismo miedo y ellos, por no tener responsabilidad alguna, ven la salida con
mayor claridad. Pero, solo podrán ayudar si se les brinda información oportuna
y clara al respecto.
Antes de presentar la situación a los niveles
superiores, cuando el caso es de naturaleza laboral o de negocios, trate de preparar
alternativas sobre cómo revertir la situación o reducir el impacto. Si los
superiores ven que usted tiene algún control de la situación, podrían dejarlo
manejar el problema, aunque con algún tipo de estrecha supervisión. Pero, nunca
se desespere, y evite tomar decisiones sin haber informado a todos los
interesados; en caso de complicarse las cosas es lo primero que le reclamarán.
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